«Soy un sobreviviente en este oficio», dice Roberto Falibene que, con 70 años, lleva 46 de ceramista.
Son las 9 de la mañana. Piti, como lo conocen en su pueblo, acaba de terminar de desayunar en la cocina en su casa de San Antonio de Areco . Al tener el taller al fondo de su casa, «voleas la pata y ya estás trabajando», cuenta sobre su oficio. «La desventaja es que nunca te podés quedarte tranquilo en la casa, sin hacer nada», agrega a LA NACIÓN.
Actualmente, sus hijas Luciana y Dolores continúan el legado y la pasión que las une por la cerámica desde su casa – taller en San Antonio de Areco
Ceramista, dibujante y pintor, nació en San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires, el 8 de octubre de 1949.
Egresa de la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal como Maestro Nacional de Dibujo. Concurre al taller del pintor Mario Scarinci y a las clases de dibujo de Alfredo Napolitano. Asiste a los cursos de cerámica con técnicas aborígenes del escultor Carlos Moreyra.
Pertenece a la Asociación de Artesanos Arequeros, con el que participa en muestras organizadas por la Sociedad Rural de Río Cuarto, Museo de Motivos Argentinos “José Hernández”, Sociedad Rural Argentina y en exposiciones por el interior del país representando a la provincia de Buenos Aires.
Expuso sus obras en el Primer Salón de la Escuela de Bellas Artes de San Antonio de Areco, Casa de la Cultura San Martín de la ciudad de Buenos Aires y en la Exposición Permanente de Pintores Arequeros en el Centro Cultural y Museo “Usina Vieja” de San Antonio de Areco. En el mismo espacio realizó en el año 2000 la muestra “Artes y Oficios” conformada por más de 20 obras, en muchas de la cuales se retrataban paisanos y lugares de San Antonio de Areco.
«Soy un sobreviviente en este oficio», dice Roberto Falibene que, con 70 años, lleva 46 de ceramista.
Son las 9 de la mañana. Piti, como lo conocen en su pueblo, acaba de terminar de desayunar en la cocina en su casa de San Antonio de Areco . Al tener el taller al fondo de su casa, «voleas la pata y ya estás trabajando», cuenta sobre su oficio. «La desventaja es que nunca te podés quedarte tranquilo en la casa, sin hacer nada», agrega a LA NACION.
Con el deseo de expresar no solo su caudal artístico, sino también la hospitalidad y calidez que lo caracterizan, Roberto Falibene creó el “Paseo de las Tinajas”, un pretexto ineludible para invitar a su casa-taller. Espacio de reposo y encuentro, manifiesta el espíritu del artista, pleno de inquietudes y siempre dispuesto al diálogo.
Utiliza arcilla líquida y en pasta para modelar a mano las figuras costumbristas, y levantar tinajas con la antigua técnica de rollos o tiras. Luego las decora estilizando guardas indígenas o usando motivos y métodos españoles e italianos, como la mayólica y la pintura bajo cubierta, con diseños originales.
Siendo Areco un pueblo donde la tradición y el culto a la imagen del gaucho son tan importantes, el artesano contribuye con ese legado recreando en arcilla los personajes salidos del pincel de don Florencio Molina Campos, evocando los trabajos y divertimentos, los usos y costumbres de los paisanos de antaño
Pasando entre tinajas, fuentes, rejas antiguas y bancos de madera, se llega al taller donde los esmaltes, tornos, pinceles y hornos ayudan al ceramista a explicar sus métodos de trabajo, las técnicas y el tiempo empleados en la elaboración de las piezas.
Las obras terminadas se encuentran en el local de expocision al que se accede previo paso por una pequeña pulpería, donde los visitantes con tiempo pueden tomar un cafe o «algo fresco».
Pensamos que nos dejó más que un taller: nos legó un sueño, un proyecto. Y también una responsabilidad: continuar haciendo piezas cuidando los detalles, la
calidad de los materiales y la originalidad de los diseños.
Como les contamos en el primer posteo, no somos ceramistas “de oficio” como lo fue mi papá (yo soy Lic. en Letras, y Dolores, mi hermana, Diseñadora de Indumentaria).
Hace casi un año ya desde que entramos en el taller con más ganas de seguir que de cerrarlo. Con ganas de tomarnos en serio eso que desde niñas había estado ahí como un juego. Con ganas de aprender a hacer cerámica. De conocer el oficio de mi papá. De descubrir qué era eso que tanto lo apasionaba.
Los esperamos en el lugar de siempre, de lunes a domingo, de 10 a 13 y de 16 a 20.